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Un origen peculiar

El origen de tomar postre se remonta al Imperio Romano. En la Antigua Roma los festines eran muy habituales entre los hombres libres y más entre los poderosos. Según El Diario Vasco, los postres se consumirían en cada cambio de plato. Es decir, después del primer plato salado iría un postre y después del segundo, otro. Lo que solían consumir eran frutas o panes con levadura y miel, que han evolucionado a lo que hoy conocemos como panettone, dulce típico de las festividades italianas navideñas. 




Esta forma de consumir evolucionaría hasta lo que conocemos hoy como postre. En latín eran denominados «secunda mesae» o postre por nosotros. Sin embargo la palabra postre viene del latín «postrerum» y de este «post», que significa después o detrás de. Por eso los postres son los dulces que se consumen después de las comidas, o detrás de cada plato principal.

La tarta de queso, el postre más antiguo

La tarta de queso es uno de los postres más deliciosos y tradicionales que podemos encontrar en la mayoría de restaurantes. La facilidad en su elaboración y su sabor tan especial hacen que sea uno de los platos de repostería más populares. Pero ¿quién inventó la tarta de queso?

Muchas fuentes consideran la tarta de queso como uno de los postres más antiguos del mundo, que se remonta hasta el año 766 antes de Cristo. Dicen que su origen se sitúa en la Antigua Grecia, concretamente en la isla de Samos. Allí lo consideraban un alimento ideal para aportar energía por lo que era el dulce preferido de los atletas de los juegos olímpicos.




Sin embargo, la tarta de queso aparece por primera vez en un escrito en el año 230 después de Cristo de la mano del escritor Ateneo, a quien se le atribuye la receta y por tanto la creación de este manjar. Para elaborarlo simplemente se trituraba el queso, se mezclaba con miel y harina y se calentaba toda la masa para después dejar enfriar. 

Durante la época del Imperio Romano, la receta fue arrebatada a los griegos y se modificó. Se convirtió como algunas fuentes dicen en un «motín de guerra» tras la conquista de Grecia. Los romanos incluyeron huevo y un toque de horno a la receta, también le cambiaron el nombre para llamar al postre libuma



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